Iniciación al Sistema de Estudio Dinámico Global del Yo (SEDGY)
INTRODUCCIÓN: EL CAMINO DE LA CIENCIA Y LA CONCIENCIA
No cabe duda de que una de las primeras y más inmediatas aplicaciones que posee el estudio de la carta astral es desde la perspectiva psicológica o astropsicológica.
Ahí se encuentra el punto que suele ser el centro inicial de interés en los buenos estudiantes de Astrología, es decir, en el hecho de conocerse mejor a sí mismos y, de esa manera, poder realizar una más completa labor de autorrealización. Por el momento nos hemos centrado en toda la primera parte del curso en el estudio de los elementos básicos de la Astropsicología, es decir, los planetas, los signos, los aspectos y las casas fundamentalmente, que es lo que hemos dado en llamar el alfabeto de la Astrología.
Usando el símil del aprendizaje de una lengua extranjera, posteriormente nos hemos iniciado en el manejo útil y práctico de esos elementos básicos, comenzando a formar las primeras “palabras” en el nuevo idioma, al realizar las combinaciones planeta en signo. Las primeras frases cortas en ese lenguaje universal son los ejercicios de planeta en signo y en casa, así como de planeta aspectado en signo y en casa.
Pero ya nos encontramos en el momento en el cual, no solo por necesidad pedagógica de avance, sino por interés y motivación, debemos de introducirnos en el maravilloso mundo del uso fluido del lenguaje astropsicológico. Es decir, a partir de ahora no nos basta con frases esbozadas al estilo de los telegramas o de mensajes un tanto parcos y escuetos, que vistos en conjunto no poseen demasiada armonía entre sí.
El propio fluir del sistema universal de planeta aspectado en signo y en casa nos conduce a un método de esquemas mentales que en sí es más abierto y amplio, pues es evidente que nuestro interés final no era, ni mucho menos, quedarnos exclusivamente en la lectura de cada planeta por separado. Como ya se ha dado a entender, una de los grandes deslices en la interpretación, si no se toman precauciones para ello, es que la lectura de los símbolos sea desordenada, con lo cual se genera el cansancio y la confusión.
Respecto al cansancio mental, es muy normal cuando se hace una interpretación de fondo, pues es evidente que la Astropsicología en sí estudia un nivel de las leyes universales que de por sí posee una alta envergadura, con lo cual el esfuerzo mental es necesario, aunque siempre en condiciones de relajamiento. Incluso en el estudiante de Astropsicología con experiencia es perfectamente normal que le suba la “temperatura” del córtex cerebral después de haber interpretado dos cartas astrales, e incluso una.
Y está igualmente dentro de la línea de lo habitual que al principio esa sensación de “fuerte gimnasia mental” se genere en el principiante que se encuentra enfrascado descifrando una combinación de planeta en signo y en casa. Pero no olvidemos que la naturaleza es así: “te lo pongo un poco difícil para que después te parezca un poco fácil”.
Lo que sí se puede evitar es la confusión, lo cual nos es lo mismo que no dudar nunca. El estudiante de Astropsicología debe de dudar siempre como sistema, pues es la base para aprender de sus propios errores y, sobre todo, para saber antes de cometer el error, siempre que ello sea posible: “si no estás seguro, no dudes en dudar”.
Otra cosa bien distinta es el enredo mental, los devaneos horoscópicos o los surrealismos astrales, que en sí no conducen a nada. Como ya hemos visto, la labor del estudiante de Astropsicología tiene que sustentarse sobre bases firmes para que posteriormente surja la intuición, pero la intuición en sí -la verdadera intuición- se origina en un trabajo previo hecho con tres cosas: esfuerzo, sistema y experiencia.
El esfuerzo se precisa porque, como cualquier cualidad humana consciente, la intuición se basa en la “ley universal de progresión por el trabajo”, es decir, el que trabaja se lo gana o, expresado de otra forma: “el que busca, encuentra”. El sistema es el método o el macroesquema mental, que es el que abordaremos en breve, a partir del cual es posible facilitar las funciones mentales, de relación, de comunicación, de síntesis, etc. pues se trata de hacer todo con ritmo, con elegancia, con serenidad, con seguridad, con respeto a lo que se está estudiando, etc.
Dicen los físicos de mente amplia que al adentrarse en los misterios cósmicos de la materia y la energía, los mayores resultados los obtienen cuando buscan y encuentran la belleza matemática en sus fórmulas, porque ellos ya saben que la naturaleza es bella, armónica, justa y equitativa, con lo que sus mejores aciertos sobrevienen al respetar y fijar esas cualidades. Esa belleza matemática de la naturaleza es también la que puede vivir el artista, el filósofo, el espiritualista… porque al fin y al cabo son distintos caminos concurrentes para ir penetrando gradualmente en la sabiduría de la vida.
Por ello, llegado un momento, el estudiante de Astropsicología adquiere un estilo propio, pero ello ha de ser en su momento porque, si no, lo que a veces se suele llamar sexto sentido, percepción sutil, sensaciones, etc. pueden ser más un estorbo que otra cosa.
El verdadero autocontrol mental requiere una autodisciplina y un sistema de vida global, que es a lo que en sí nos lleva el estudio de la Astropsicología, cuyos mayores resultados se encuentran en el binomio conjugado de la “ciencia y la conciencia” que, en otros términos, significa la actuación en lo real de acuerdo a la sabiduría y el conocimiento que se van adquiriendo.
Precisamente íbamos a hablar ahora del tercer aporte preciso para la intuición, que es el que habíamos denominado la experiencia. Evidentemente, no es lo mismo conocimiento que sabiduría. La era del Aquarius, tal como ampliaremos más adelante en un capítulo dedicado a este valiosísimo tema, no es solo la era del saber entendida como mayor cantidad de conocimiento o de información, sino que constituye esencialmente la era de la sabiduría, que alcanza su punto álgido en el que es el único hombre adulto y maduro de los doce símbolos zodiacales.
Los Gemelos son dos niños, aunque también se representa a veces como Adán y Eva, lo cual indica en sí respectivamente infancia e inicio de la etapa humana; la Virgen es una mujer adulta, lo cual nos habla de la polaridad magnética o femenina; el Centauro es mitad animal y mitad hombre; y, por tanto, únicamente el Aguador representa la llegada a la madurez mental y en realización de la humanidad, aunque por supuesto que la evolución en sí no posee límites. Aquí poseemos un apoyo para el hecho de que la sabiduría expresa el “camino de la ciencia y la conciencia”, es decir, aquel que genera no solo conocimiento, sino avance en la sabiduría de la existencia o, dicho de otra forma, no solo datos, sino experiencia consciente: la conciencia.
Evidentemente, nos interesa más que nada en este momento concretizar y materializar (matesis) lo que se refiere al SISTEMA. Es lo mismo que decir MACROESQUEMA MENTAL. Ya tendremos sucesivas oportunidades de percatarnos de la valiosa e inestimable ayuda que supone el sistema de los esquemas mentales en la interpretación astropsicológica, pues es evidente que el navegante mental y vivencial en los mares de las leyes naturales precisa tener no solo timón -su voluntad- sino también aquellos instrumentos que significan una orientación clara, vital y práctica en su travesía: esto es, la brújula, representada en la práctica por los esquemas mentales globales, los cuales nos conducen eficazmente a cada puerto de destino en la interpretación.
Esto explicado es obvio si entendemos que la cantidad de información, de sabiduría, de matices y de relaciones posibles en una carta astral son prácticamente inagotables, con lo cual es preciso adoptar una técnica que ordene los esfuerzos, porque es claro que también existe toda una ciencia de los esfuerzos o de la voluntad, para que estos produzcan los mejores resultados y encuentren el mínimo de resistencias obstaculizadoras.
AVANCES DE UNA REVOLUCIÓN FILOSÓFICA CAUSADA POR LA ASTROPSICOLOGÍA
Hay ciencias que abren la mente al ser humano o, quizás fuera mejor decir, que la ciencia con conciencia abre la mente al ser humano.
Una de estas posibilidades se encuentra en la propia Astropsicología. Veamos brevemente cuáles pudieran ser algunas de las premisas fundamentales de esta “revolución filosófica”:
A.
El ser humano se encuentra totalmente conectado en espacio y tiempo al Cosmos. En espacio porque cada una de sus partículas está sometida a las energías estelares que le circundan y, en el tiempo, porque esa unidad hombre-Universo no se termina nunca. No ha tenido un principio ni tendrá un fin.
B.
El ser humano ha de ganarse su libre albedrío progresivamente según desarrolla su voluntad, por lo que el determinismo resulta ser algo eminentemente relativo.
C.
El ser humano como individuo y la humanidad como gran conjunto cumplen una misión sobre el escenario del Cosmos, no siendo el resultado de una casualidad o del azar, sino de leyes bien precisas con perfección supramatemática.
D.
Reducir al ser humano a simple materia es simplemente incompleto, pues la materia llega a hacerse tan sutil que seguirla llamando materia en esos niveles resulta ser bastante engañoso.
E.
No existen dos seres humanos iguales, lo cual significa que cada individualidad ha de ser tratada como tal en todos los órdenes.
F.
Los acontecimientos humanos individuales y los históricos colectivos no están guiados por un azaroso destino, sino por la conjunción de fuerzas cósmicas que pueden ser analizadas mediante ciclos, ritmos o períodos ondulatorios.
G.
Una vez reconocida la categoría de superciencia para la Astropsicología no queda otra que replantear el concepto oficial que en cuanto a la historia se posee de los pueblos Antiguos, mal llamados muchas veces y de forma indiscriminada “primitivos”.
H.
La Astropsicología se constituye en un medio eficaz y real para el descubrimiento por parte de cada ser humano de su papel o misión trascendente a desarrollar en su vida.
I.
Se observa de forma objetiva cómo los movimientos, disposiciones, velocidades, composición, etc. de los diferentes astros no son algo desconectado de la vida sobre la Tierra, pues es claro y evidente mediante el estudio astropsicológico que estos movimientos cíclicos poseen una asombrosa correlación con los acontecimientos humanos colectivos e individuales.
J.
Una vez que se ha asimilado lo anterior se debe tender por lógica a plasmar, sintetizar y aplicar digna y sabiamente este bagaje de conocimiento del Cosmos para elevar, dignificar y enaltecer la vida humana sin ningún tipo de discriminaciones; es decir, se hace indispensable por sentido de responsabilidad que estos principios universales sean contemplados en todos los niveles de la vida humana: laboral, jurídico, familiar, psicológico, médico, ecológico, arquitectónico, artístico, filosófico, científico, etc.
BASES ASTROPSICOLÓGICAS DEL S.E.D.G.Y.
El SEDGY constituye nuestro segundo gran macroesquema mental siendo el primero, por supuesto, el “sistema universal de interpretación de planeta aspectado en signo y en casa”.
Es evidente que el sistema universal de interpretación de planeta aspectado en signo y en casa va a quedar englobado en el SISTEMA DE ESTUDIO DINÁMICO DEL YO, por lo cual el primero es la base fundamental del segundo.
En realidad, el sistema universal de planeta aspectado en signo y en casa es la llave maestra para dar mayor alcance al estudio interpretativo, pues a partir de esa llave logramos una base suficiente y necesaria para poder abarcar los campos fundamentales a los que podemos acceder mediante la investigación astropsicológica. Estos son ni más ni menos que todos los niveles del ser interno humano y de sus actividades exteriores: viajes, hijos, familia, estudios, filosofía vital, etc., aspectos que no vale la pena repetir pues son en líneas generales la suma de todos los atributos posibles de las doce casas astrológicas.
Pero en primera instancia hemos decidido por lógica, por sentido común y por pedagogía el iniciar esta andadura por el tema central de un esquema natal, es decir, el YO del individuo, o mejor, de la individualidad en cuestión de que se trate. Esto no merece discusión, aunque sí una mayor explicación, pues nos seguimos basando en la dualidad YO- CIRCUNSTANCIAS de la cual hemos hablado en varias ocasiones.
Es preciso en primer lugar realizar una panorámica amplia y a la vez detallada del yo, para a partir de ahí penetrar en los factores de tipo ambiental, los cuales evidentemente han ido también conformando al propio ser. Pero es más lógico aprender a diferenciar lo que es eminentemente individual de lo que en sí constituye lo ambiental, pues si esto no se realiza con un sistema claro luego se da lugar a errores interpretativos importantes.
Dos personas pueden ver los primeros años de su vida -infancia y adolescencia- en un ambiente de baja calidad, pero resulta que una de ellas no se deja llevar ni por la droga, ni por la delincuencia ni por la vagancia. Entonces, ¿en qué reside la diferencia?.
Este caso es aún más interesante en personas de la misma familia, es decir, entre hermanos, los cuales han recibido una todavía más clara educación similar, pero no han seguido sino derroteros totalmente opuestos.
Es cierto que el ambiente marca, como lo es también que los niños pequeños desde cortísima edad van manifestando una personalidad propia que de alguna manera “traen de atrás”.
Aquí entraríamos en el tema de la herencia, el cual lógicamente también ha de tener una inclusión importante en el terreno de la Astropsicología.
Salta a la vista que multitud de rasgos físicos son heredados por mecanismos todavía no conocidos ampliamente: “tiene la nariz de la madre y la barbilla del padre”… Lo que no está tan claro es que desde el punto de vista psicológico y de la individualidad los seres humanos sean una mezcla de los rasgos de sus progenitores e, incluso, de sus otros antepasados. Sí se pueden observar en ocasiones tendencias psicológicas que poseen similitud con las de los padres, pero ello no constituye ni muchísimo menos la totalidad del YO del nuevo ser humano.
En realidad, sabemos que cada ser trae un bagaje individual que es único, aunque por supuesto que este está interconectado en algunos puntos con los elementos hereditarios y ambientales. Lo que no va de acuerdo a la experiencia astropsicológica es que el ser humano sea el resultado de una fórmula compleja en la cual los factores AMBIENTE y HERENCIA estén como las únicas “variables” en juego. Siempre hay algo que seguirá fallando y que es precisamente lo fundamental: la INDIVIDUALIDAD de cada persona se ha ido formando por millones de años como mínimo, lo cual hace que las diferencias de unos entes humanos a otros sean tan grandes que hablar de uniformidades resulta nada más que ridículo. Bien es cierto que esto no se contradice con el hecho de que la especie humana como tal tenga unos componentes definidos comunes que la caracterizan.
A partir de aquí queda sentada la base para penetrar en un tema apasionante y no exento de complejidad, ya que una de nuestras premisas es que “no hay dos iguales”.
DESARROLLO DEL SEDGY
Llega el momento de realizar una más correcta definición de algunos términos que pudieron no haber quedado del todo claros o bien fijados hasta el momento. Hemos diferenciado bien la que en sí es la individualidad respecto a la personalidad, así como la distinción evidente entre conductas o tendencias conscientes y comportamientos subconscientes.
Hasta aquí no hay mayor duda, pero sí será necesario a partir de este momento el estructurar bien estos cuatro aspectos del yo en relación con determinados factores de la interpretación. Dicho de otra manera, resta dejar bien claro y de forma individual el papel del signo ascendente, del Sol, de la Luna, de la casa XII, etc. para a partir de ahí establecer un orden de interpretación y una visión de conjunto del YO.
Nuestro “estudio global dinámico del yo” se va a desarrollar por orden en las siguientes fases sucesivas:
INDIVIDUALIDAD
Tendremos en consideración al SOL, pero realizando su estudio como planeta aspectado en signo y en casa. Es decir, aplicaremos el sistema universal de interpretación de planeta aspectado en signo y en casa al propio astro solar. A partir de este primer punto, tal como hemos comentado, estamos analizando la ESTRUCTURA ESENCIAL PROFUNDA DEL SER HUMANO, pero no solo como hilo de continuidad interno a lo largo de los años, sino que también nos acercamos a lo que podemos denominar la LÍNEA O TRAYECTORIA VITAL FUNDAMENTAL EXTERNA.
Esta última por supuesto que es prolongación de la primera, ya que una de las palabras-clave fundamentales del Sol es la CREATIVIDAD, con lo que el ser humano irá poco a poco manifestándose tal como ES internamente.
Así, en su primera acepción, el Sol constituye aquello con lo que tomamos contacto hasta un mayor o menor nivel cuando nos vivimos a nosotros mismos internamente. Esta vivencia interna sigue teniendo siempre una clara continuidad aun cuando los años pasen y las experiencias sean mayores. Nos referimos aquí al hecho de que hay algo que permanece en nosotros y es lo que nos hace reconocernos como el mismo ente que hace veinte, diez o dos años o que hace tres horas. Ese hilo de continuación interno es el Sol.
Ahora, bien es cierto que en determinadas fases de la existencia de algunos seres humanos, se produce algo así como una traición a esa denominada “continuidad interna”. En ese preciso instante, cuando el ser humano niega sus ideales o la luz que de lo más profundo de sí mismo emerge, se produce un misteriosamente profundo fenómeno en el cual podemos decir que se ha polarizado la conciencia aparentemente desde la luz hacia las tinieblas. Mucho de lo que vemos en las películas o leemos en los libros de fantasía y que, a la vez, nos parece allí tan real, es más real todavía en la vida cotidiana.
Por supuesto que, por lógica, también tiene que existir el proceso contrario, que es el del que ha estado negando las leyes superiores y que en un momento determinado se polariza hacia la luz. De cualquier manera, es evidente que la naturaleza probará una y un millón de veces a este último arquetipo humano citado, hasta que ella compruebe que no solo se trata de buenas intenciones sino de esfuerzos sinceros. Por ello dice la enseñanza: “seréis probados una y mil veces”, “los últimos serán los primeros”, etc.
Pero reconozco que el caso que últimamente me ha llamado más la atención es el primero, pues me resulta más sorprendente la autotraición que la autorregeneración, por el sencillo hecho de que se me hace más lógico que se vaya de las tinieblas a la luz que no al revés, pero la apariencia no lo plantea así. Lo que tenemos que estudiar al respecto del Sol, ahora que estamos penetrando en algunos de sus aspectos esotéricos no mencionados hasta ahora en el curso, es si realmente el que “se traiciona” o “nos traiciona” estaba antes de verdad siendo sincero o se encontraba manteniendo una simple apariencia. Yo personalmente me inclino hacia esta última posibilidad, pues no se puede saber quién es ladrón hasta que a todos se les presenta una “oportunidad de oro”.
Deberíamos preguntarnos por qué los arquetipos que llamamos infantiles siempre representan a dos fuerzas bien diferenciadas, que son las del bien y las del mal, siendo las primeras nobles y a veces inocentes mientras que, las segundas, se constituyen en perversas y seductoras.
Suelen discutir los esoteristas acerca de si el mal es necesario para que la luz crezca y se haga más consciente.
Seguramente que será así, pero también es cierto que el buscador de la luz con frecuencia se arriesga en un grado elevado por seguir el camino que ha elegido, pues la “parte obscura” no se anda con tonterías. Así, el candidato a mago blanco ha de saber seguir el bien firmemente pero, también, tomar su parte de batalla en la lucha del universo. No olvidemos que el que no participa en la solución de un problema trascendental, se puede convertir fácilmente en parte de ese problema.
Todo esto viene a cuento de la polaridad universal que existe entre el Sol y Saturno, símbolos respectivamente de la luz y la obscuridad en una de sus facetas.
Quizás la enseñanza esté en que para comprender cada vez más al Sol haya que entablar casi sin quererlo la lucha a favor de todos los valores solares: ideales, nobleza, magnanimidad, arrojo, creatividad, etc. Así, no es suficiente con plantear el ideal, sino que es preciso moverse hacia él a través de las pruebas y la resistencia que de por sí ofrecen las fuerzas saturnianas.
Estos puntos mencionados se encuentran en relación con la llamada Astrosofía, la cual toca aspectos que van mucho más allá de la simple descripción e incluso orientación psicológica. Mediante la Astrosofía pretendemos comprender el mundo de la conciencia del ser humano, su momento evolutivo, etc. Ello requiere sobre todo una profunda maduración interior, observación, paciencia, humildad, etc.
PERSONALIDAD
Hay algo que permanece y se va ampliando en nosotros (la individualidad), pero también existe un componente del nosotros mismos que es variable, alterable, sensible, amoldable, inconsciente, etc. Este último polo está clara y nítidamente en analogía con la Luna.
Es bien cierto que podríamos hablar de dos tipos de naturaleza humana fundamentales: una sería la solar y la otra la lunar.
No se trata de decir ni mucho menos que los solares sean los buenos y los lunares los malos, pero lo que sí es correcto es pensar que la naturaleza solar supone un estado de realización más avanzado. Esto es así por el sencillo hecho de que para llegar a vibrar o afinar con el Sol es preciso haber experimentado y equilibrado ya con cierta madurez la fuerza lunar.
En cambio, el que se encuentra más que nada atado a la Luna y es poco consciente de su esencia solar, está en un estado claramente más limitado. En este último caso los sentimentalismos, los caprichos y las rarezas son algo fundamental en la estructura del ser. Esto no significa por supuesto que en el solar este tipo de limitaciones no existan, sino lo que ocurre es que hay algo muy por encima de ellas, con lo cual estas “manías” se van disolviendo poco a poco por el fuego solar: INRI: Igne Natura Renovatur Integra: es por el fuego renovador del espíritu que se renueva la naturaleza.
Así, el estudio de la Luna ha de hacerse con la consigna de intentar tomar una visión de conjunto del eje o polaridad solar-lunar.
En esto es importante tener en cuenta el sexo del interpretado, pues existe una analogía entre la energía inconsciente y el principio femenino, así como entre este último y la mujer. A la vez, hay analogía entre la energía consciente y el principio masculino, como entre este último y el hombre, todo ello sin olvidar que tanto el hombre como la mujer poseen simultáneamente porcentajes variables de principio masculino y femenino, predominando por lo general uno más que el otro. Por tanto, es perfectamente normal encontrar hombres de tónica lunar y mujeres de temperamento solar. En este último caso, por ejemplo, se trataría de una hembra que trasciende el sentimentalismo, tiene una individualidad desarrollada y, a la vez, se manifiesta equilibrada y conscientemente en su papel de mujer. Como ejercicio trate usted de averiguar qué sucede en el caso del hombre lunar.
A través de la Luna vemos todo el proceso dinámico de los cambios de estado emocional, los comportamientos de búsqueda de protección, de emotividad instintiva, de digestión buena o mala de las experiencias psico-emocionales, de apegos o susceptibilidades, de cualidades familiares, de romanticismo, etc. No es cuestión de repetir lo que ya sabemos, por lo que es un tema suficientemente explicado.
En esta fase en la que nos encontramos tendremos en cuenta a la Luna en toda su envergadura interpretativa, usando el sistema universal de planeta aspectado en signo y en casa.
CONDUCTAS CONSCIENTES
Este tercer elemento del estudio dinámico del yo se refiere a una serie de componentes astrológicos interpretativos que no son planetas, tal como era en el caso de la personalidad psicoafectiva (Luna) y de la individualidad (Sol).
El estudio de las conductas conscientes lo vamos a realizar a través de los módulos o factores interpretativos en conexión con la casa I, lo cuales son:
EL SIGNO ASCENDENTE
Es, como sabemos, el sector zodiacal que estaba saliendo por el horizonte Este en el momento y lugar de nacimiento, a partir de cuyos datos se establece un determinado “horizonte del lugar”.
A través del signo ascendente ya nos colocamos en una Astrología seria o verdadera Astrología, pues la combinación del signo solar con el signo ascendente es sin duda un eje de dos factores muy valiosos por su preponderancia en el horóscopo o carta astral. Por supuesto que es todavía un tipo de estudio básico el tener solo en cuenta al signo solar y signo ascendente, pero siempre que no extralimitemos las posibilidades reales de este nivel de estudio, puede resultar como mínimo bastante interesante.
EL REGENTE NATAL
Se define como regente natal al planeta o los planetas regentes del signo ascendente.
Veamos algunos ejemplos.
Si el signo ascendente en una carta natal es el Carnero, el regente natal es, sin duda posible, el planeta Marte.
También hemos de considerar qué sucede con aquellos horóscopos natales en los cuales el signo ascendente se localiza en el Escorpión, el Aguador o los Peces, pues es bien sabido por todos que estos sectores zodiacales poseen un regente y también un corregente.
El pequeño enigma se resuelve rápidamente cuando sacamos a la luz el concepto CORREGENTE NATAL. De ese modo, si el signo ascendente está en el Escorpión, Plutón es el regente natal y Marte es el corregente natal, y así sucesivamente con los otros dos similares casos posibles.
Al regente natal a veces se le llama también regente del nacimiento o del horóscopo, pues es un concepto que se encuentra ligado especialmente a los horóscopos de nacimiento.
Como ya hemos dado a entender, existen otros tipos de cartas astrales que no son las de nacimiento o natales, pero la idea de regente natal allí no tiene mucho sentido.
Por tanto, el regente natal es un planeta ligado a las conductas conscientes, por el hecho de que tal astro es el regente o planeta más afín del signo que al nacer se encontraba en el ascendente.
Lo importante es que el regente -y posible corregente natal- constituyen elementos móviles en el horóscopo, por el sencillo hecho de que son planetas. Así, el regente natal se constituye en un factor interpretativo muy versátil, profundo y de tremenda valía.
Vamos a decir de alguna manera que el planeta regente natal representa LA PROYECCIÓN ACTIVA DEL YO, fundamentalmente en nuestras formas de conducta externa. Recordemos a tal efecto que la casa primera posee una afinidad por globalización astropsicológica con el signo del Carnero, así como con el planeta Marte. Por tanto, tanto el signo ascendente como el planeta regente natal, y en general los factores afines directamente a la casa I, están en analogía con los comportamientos, las conductas, las formas de proyección de las energías emitidas hacia fuera, los modos de definirse y decidir, el mayor o menor ímpetu o apocamiento, las formas de conseguir las cosas, el grado y el tipo de automotivación, las posibilidades de actuar por cuenta propia, etc.
Lo que le da al regente natal esa ductilidad y los variopintos matices en el estudio de las conductas conscientes es, por supuesto, el hecho de que al planeta regente natal -y al corregente si lo hubiera- se le aplica el sistema universal de interpretación de planeta aspectado en signo y en casa. Es decir, tendremos en consideración la posición en casa y los aspectos recibidos por el regente natal.
Por todo lo dicho, se puede afirmar que se conforma un elemento especialmente interesante para el estudio del yo, teniendo su base en el signo y la casa donde se localiza el regente natal.
Respecto a la posición del regente natal en tal o en cuál casa, el significado que se le atribuye es que los asuntos en analogía con esa casa se encuentran en el punto de mira de la persona en cuestión como un sector que le motiva especialmente a actuar y a abocar sus energías en él. Todo ello, como siempre ocurre en la Astropsicología, puede ser para bien o para mal. Por tanto, la casa en la que se encuentra presente el regente natal indica una serie de experiencias especialmente importantes y relevantes en la vida, pero ello en sí no es suficientemente específico.
Hemos de decir que esa relevancia de la casa del regente natal se debe al hecho de que una buena parte de las energías, impulsos, iniciativas y decisiones personales se centran en ella. Por tanto, la preponderancia de la casa que ocupa el regente natal reside en que la propia persona se lanza de una manera especialmente individual a ella. Ahí es donde marca una buena parte de sus líneas de acción y actuación, tal como indica el símbolo de Marte, afín como ya hemos dicho al sector número uno, entre cuyos factores “satélite” se localiza el regente natal.
De todo lo anterior viene la idea de que el regente natal por su posición representa uno de los más importantes focos de energías creadas por el propio ser humano. Explicado en otro sentido, si tuviéramos que clasificar la posición del regente natal en una escala continua yo-ambiente, tendríamos que concluir que la ubicación del planeta regente del nacimiento está fuertemente polarizada o extrema hacia el lado del yo, es decir, hacia el polo de lo generado o movido por el yo.
Ya para terminar con este punto, según la teoría universal de las determinaciones el regente natal está fuertemente determinado hacia el signo ascendente, este último hacia la casa I y, por ende, el regente natal se conecta directamente con las conductas conscientes.
Veamos ahora qué significa esto de las conductas conscientes de una forma mejor definida según un intento de acercarse a la arquitectura cósmica del ser humano.
Podemos definir un acto consciente como aquél que ha sido aprobado por la conciencia y ejecutado por la voluntad. Ya hemos comentado como el plano o esfera espiritual se encuentra polarizado en dos fases: expansiva (voluntad) y contractiva (conciencia).
Ahora nos queda indagar en el significado del signo zodiacal en el cual se coloca el planeta regente del nacimiento.
Aquí desde luego que surgen interesantes combinaciones, pues sería algo así como un método de concretar o especificar mucho más en la línea de interpretación centrada en la casa primera y, especialmente, en el signo ascendente.
Nada mejor en este momento que entrar a ver algunos ejemplos.
Supongamos que ya hemos asimilado respecto a un horóscopo dado la fuerza que proporciona el signo solar, luego la del signo lunar y en tercer lugar la del signo ascendente. Ahora vamos a entrar en la interpretación del regente natal, el cual es una consecuencia directa de que el signo ascendente sea éste o el otro.
Por ejemplo: consideremos la posición del signo ascendente en el Cangrejo. El hecho de que sea la Luna el regente natal es una consecuencia directa de lo anterior, con lo que la fuerza de la Luna en las conductas conscientes (sector de la casa I) ya casi la estamos teniendo en cuenta al hablar del Cangrejo como el signo ascendente, pues al estudiar un signo es prácticamente norma aludir a su planeta regente.
Por tanto, lo novedoso está en analizar y detallar las influencias de la posición del regente natal en tal o cual signo. Ahí se va a producir una mezcla sutil que hará que distintas personas con, por ejemplo, el ascendente en el Cangrejo vayan a mostrar distintas características en cuanto a sus modos de comportamiento.
PASEMOS A LA PRÁCTICA
ASCENDENTE EN EL CANGREJO Y LA LUNA EN EL TORO
Hace que sea una persona romántica (AC en el Cangrejo), pero muy trabajadora en lo concreto y material (Toro), especialmente para todo lo relacionado con la familia y el hogar (Luna). Posee esta posición del regente natal en el Toro la ventaja de que hace más práctico y tesonero en lo laboral al, a veces autoindulgente, signo del Cangrejo. La desventaja es que tanto la Luna como el Toro son comodones, con lo que no es raro que se tienda a abusar un poco de los placeres ligados al signo taurino, especialmente la comida.
Es una posición en la cual la Luna, que es el regente natal, se encuentra exaltada, con lo que podemos hablar de una potente naturaleza emotiva (Luna) sensual (Toro) que es muy fija y fiel (Toro) en los sentimientos (Luna). Se debe de evitar la rutina y los celos (Toro) en las relaciones afectivas (Luna).
ASCENDENTE EN EL CANGREJO Y LA LUNA EN LOS GEMELOS
Existen mayores posibilidades comunicativas e intelectuales (Gemelos) de lo que suele ser normal en el puro signo del Cangrejo. Por tanto, se supera más rápidamente la timidez de lo que suele ser típico en el canceriano, habiendo también una mayor dosis de desapego y menos sentimentalismo, debido a un cierto componente mental (Gemelos) en la personalidad psico-afectiva (Luna).
Si bien hasta ahora hemos visto algo de lo que el signo de los Gemelos compensa a la Luna y al signo del Cangrejo, también existe algún punto en el cual ciertos defectos se acentúan.
Uno de ellos es lo que se refiere a la dispersión y la falta de concretización, ya que a la imaginativa Luna se le junta el despistado signo geminiano, con lo cual los proyectos y las añoranzas con frecuencia se disipan en vapor.
ASCENDENTE EN EL CANGREJO Y LA LUNA EN EL CARNERO
Esta persona sigue siendo canceriana, pero tiene una emotividad no solo romántica sino también fogosa y a veces irritable. Suele lanzarse con más fuerza y arrojo (Carnero) en sus relaciones afectivas (Luna), con lo que no es raro que tanto pueda manifestar una marcada energetización (Carnero) de sus afectos (Luna) como cierta irritabilidad (Carnero) psíquica (Luna).
ASCENDENTE EN EL CANGREJO Y LA LUNA EN EL ESCORPIÓN
La Luna se localiza en ese sector del zodíaco en caída.
La naturaleza afectiva (Luna) es compleja y a veces un tanto imbuida en crisis fuertes depurativas (Escorpión). Ya que el signo del Escorpión es fijo, se expresa una profundización y prolongación marcada (Escorpión) de los estados emocionales (Luna), los cuales poseen una buena carga de sensualidad o de deseo (Escorpión).
ASCENDENTE EN LA BALANZA Y VENUS EN EL MACHO CABRIO
La persona sigue poseyendo un talante refinado, sensual, equitativo y de imagen cuidada.
Veamos ahora en qué mejora y en qué empeora la posición de Venus en el Macho Cabrío al ascendente en la Balanza.
Es evidente que la fuerza capricorniana sobre Venus hará que la imagen externa sea más seria y madura (Macho Cabrío), quitando frivolidad a la vibración libriana. Por otro lado, existirá más prudencia, concentración y diplomacia, sin que haya irrealismos o despistes cuando se toma con entusiasmo un proyecto.
En el lado desarmónico, la inclinación un tanto melancólica de la Balanza se puede acentuar. De la misma manera, sin perder la predisposición sensual y sociable (Venus), ambas se pueden encontrar más ligadas al interés y a la mala costumbre de usar o utilizar a los demás, tanto en las relaciones de pareja como en las sociales (Macho Cabrío).
ASCENDENTE EN LA BALANZA Y VENUS EN EL AGUADOR
Desde el punto de vista armónico, no cabe duda de que la fuerza del Aguador acentúa las cualidades de aptitudes para las relaciones humanas de Venus y la Balanza, pues recordemos que la fuerza acuariana es fraternal, amistosa e idealista.
Podemos decir que al unirse indirectamente las energías de aire de la Balanza y del Aguador mediante Venus, se produce un acentuamiento de la sensibilidad mental y la intuición (Aguador) en cuanto a captación de la belleza, las relaciones humanas, etc. (Venus). En el lado desarmónico, sucede que Venus se hace mucho más alocado como planeta en signo, y el libertinaje con fachada de modernismo (Aguador) hace su pronta aparición. Los comportamientos sensuales, las relaciones humanas, la vida de pareja y los gustos estéticos (Venus) se hacen excéntricos, repentinos, extremistas, desapegados y bastante guiados por el nerviosismo y el estrés (Aguador).
ASCENDENTE EN EL CENTAURO Y JÚPITER EN EL CANGREJO
En este signo Júpiter está en exaltación, con lo que gana en fuerza en todo lo relacionado con las cualidades cancerianas.
Los ideales y la ética (Júpiter) se encuentran muy ligados al sentido paternal o maternal (Cangrejo). Existe una aplicación especial de las cualidades jupiterianas en el área familiar y de los afectos (Cangrejo): alegría, generosidad, sentido abierto y liberal, elevación y visión de conjunto, etc.
(Júpiter).
Por el contrario, en el lado desequilibrado se expresa el paternalismo excesivo, el derroche y la falsa fachada (Júpiter), sobre todo en lo familiar (Cangrejo). Así, esta persona con el ascendente en el signo del Centauro se deja llevar un tanto por los apegos, los sentimentalismos, la autoindulgencia y los estados emocionales sagitarianos exagerados (burlonería, alegría superficial, comodidad psíquica, fachada de benefactor, etc.). La filosofía de la vida (Júpiter) se torna bastante comodona y afín a ideales melancólicos y lunáticos (Cangrejo).
ASCENDENTE EN EL CENTAURO Y JÚPITER EN EL LEÓN
Se mezcla la fuerza fogosa del ascendente en el Centauro con el regente natal (Júpiter) en el signo de fuego del León.
En lo armónico, no cabe duda de que Júpiter, indicador de la expansión material, anímica, mental y espiritual, se fortalece en algunos aspectos si está ubicado en el signo del León. En este sentido, la vitalidad aumenta, el temperamento social se hace más abierto y magnánimo, a la vez que la filosofía de la vida se impregna de luz, nobleza y verdad. Se tiende a una ampliación en cuanto a las realizaciones, las que tenderán a ser grandes y de apertura pública.
En el lado disonante, la filosofía de la vida tiene claros visos de ser soberbia, egocéntrica, con búsqueda del poder por encima de todo y claramente ostentosa. La proyección social es del mismo tipo, con lo que existe cierta megalomanía o manía por lo grande. Esto se puede resumir en un falso sentido aristocrático.
ASCENDENTE EN EL MACHO CABRIO Y SATURNO EN LA VIRGEN
Saturno en este signo como regente natal hace que los modos de comportamiento se hagan si cabe todavía más escrupulosos, organizados, metódicos y precisos.
En lo que puede equilibrar la posición de Saturno en la Virgen al Ascendente en el Macho Cabrío, es en el hecho de que la fuerza virguiana es común. Esto quiere decir que, aunque ambos signos (Macho Cabrío y Virgen) son de tierra, la Virgen es más móvil, flexible y multivariada en sus actividades. Por tanto, Saturno ve acentuado su poder organizador y racionalizador (Virgen), pero a la vez se hace más versátil y adaptable dentro de las cuestiones terrestres (Virgen), sin perder por supuesto sus características esenciales.
En el lado obscuro de la posición, Saturno se convierte en más oportunista, vivo y ladino (Virgen), así como hipercrítico, egoísta y mezquino de miras (Virgen).
Por el momento vamos a dejar los ejemplos de signos ascendentes en el Escorpión, el Aguador y los Peces, ya que en estos casos tendríamos que considerar simultáneamente al regente y al corregente natal. Por ahora es preferible que no veamos casos más complejos para dar tiempo a sedimentar los ejemplos estudiados ahora mismo, más los que usted quiera ir realizando. Para volver a ubicarnos en el punto en el que nos habíamos quedado, hemos estudiado hasta ahora los tres primeros aspectos del estudio dinámico del yo: la individualidad (Sol), la personalidad psicoafectiva (Luna) y las conductas conscientes (signo ascendente y el regente natal aspectado en signo y en casa).
Hemos explicado recientemente, en relación con el regente natal, los significados más clásicos de su posición en signo y en casa. Todavía nos quedaría lo que respecta a verlo también aspectado, pero para no hacer esta parte del estudio demasiado fría, preferimos dejar este punto para los múltiples casos de estudio global dinámico del yo que se incluyen en los próximos apartados de este capítulo.
En ese momento veremos ejemplos globales que nos irán dando una visión de conjunto de cómo se realiza la interpretación psicoastrológica básica. Por supuesto que hay una relación clara entre el estudio global dinámico del yo y lo que hemos dado en llamar la psicoastrología, pues al iniciarnos en ese estudio del yo nos estamos centrando primeramente en la estructura o componente psicológico de la persona.
PLANETAS EN LA CASA I
Este es el único punto que nos resta considerar acerca de las conductas conscientes.
Explicar los significados de un determinado planeta en la casa primera no tiene mucho sentido, pues cualquier caso puede ser estudiado exacta y oportunamente a partir del sistema universal de planeta aspectado en signo y en casa.
Precisamente los casos más sencillos que se pueden presentar en este sistema universal son aquellos en los cuales analizamos planetas presentes en la casa primera. El simple motivo de ello es que todos los atributos del planeta aspectado en el signo son vistos desde el ángulo de las cualidades psicológicas básicas y las formas de conducta (casa I).
Por tanto, el espacio que a continuación vamos a dedicar a los planetas presentes en la casa uno no lo desperdiciaremos en repeticiones, sino en tratar un tema que habíamos dejado en el tintero. Este es concretamente el de los casos en los cuales existe más de un planeta en una casa.
Este asunto que ahora comenzamos se puede presentar en dos versiones: en la primera los dos planetas están en la misma casa (en este caso la I) y en el mismo signo.
En la segunda versión los dos planetas se localizan en la misma casa, pero en distinto signo. Supongamos a tal efecto que alguien posee el signo ascendente a 15º del León y dentro de la casa I hay dos planetas. El primero de ellos es Plutón, situado a 17º del signo del León y, el segundo, es Mercurio colocado a 2º de la Virgen. Esto es perfectamente posible, pues la casa dos en el ejemplo comenzaría a 12º de la Virgen.
Por tanto, a continuación veremos qué sucede con los planetas ubicados en la casa primera, los cuales lógicamente van dando matices cada vez más específicos a los complejos comportamientos humanos.
Es claro que cuantos más planetas posee alguien en la primera casa, su fuerza de automotor o dirección propia es mayor.
Solemos decir que es una persona con carácter, con un temperamento muy suyo, etc. aun cuando también puede suceder que esa abundancia de astros en la casa I indique individualismo excesivo.
Lo anterior se basa en el hecho general de que CUANTOS MÁS PLANETAS EXISTEN PRESENTES EN UNA CASA DETERMINADA, MÁS PROMETE ESTA CASA DE QUE SUS ASUNTOS TENGAN UNA IMPORTANCIA ESPECIAL EN LA VIDA, BIEN PARA LO ARMÓNICO O PARA LO CONTRARIO. Esto no significa que las casas que no poseen planetas no tengan importancia o la tengan menos. Este es un tema que por el momento no podemos ampliar ni estudiar en su esencia, pues no se ha tratado el tema de las casas sin planeta, las cuales poseen un sistema de estudio muy interesante y productivo.
El método en cuestión consiste en estudiar en profundidad el signo zodiacal donde cae la cúspide de la casa. Cuando esta técnica se usa, el estudiante de Astropsicología se percata de que no existe en realidad ninguna casa vacía y que, por el contrario, todas expresan – tengan o no planetas presentes en ella- una faceta importante en la vida. Esto en sí no está contradicho con que las casas que poseen varios planetas tengan algún significado especial por su carga planetaria.
Otra norma general a tener en consideración cuando hay más de un planeta en una casa es el hecho de que se ha de ver el orden en que ellos se colocan respecto a la cúspide o inicio de ese sector terrestre.
Esto supone que visualizaremos qué astro está el primero en el sentido normal del zodíaco (contrario a las agujas del reloj) después de la cúspide o inicio de la casa donde se encuentra, luego cuál es el segundo, después el tercero si lo hubiera, etc. El principio general al que queríamos llegar es que CUANDO HAY MÁS DE UN PLANETA EN UNA CASA, SE MANIFIESTAN ANTES Y POR ORDEN LOS EFECTOS DEL QUE ESTÁ MÁS CERCA DE LA CÚSPIDE, Y ASÍ SUCESIVAMENTE HASTA LLEGAR AL MÁS LEJANO DE LA CÚSPIDE.
Este es un consejo general para todas las casas, pero ya que ahora nos estamos centrando en la casa primera y los posibles planetas presentes en ella, vamos a especificar un poco más.
En este caso se trata de que los atributos y cualidades psicológicos que representan los planetas ubicados en la casa I, se van haciendo manifiestos a lo largo de la vida en el orden indicado: primero los relacionados con el planeta más cercano a la cúspide, después los del segundo, y así sucesivamente. Por supuesto que hay que considerar también el período de revolución del astro en torno al Sol, para hacernos una idea más exacta. Es lógico que los astros más lentos posean un efecto más prolongado, duradero e ininterrumpido, mientras que los más rápidos producen unos ciclos de influencia más cortos en duración, aunque también más variables y frecuentes.
Aparte de lo anterior, todavía tendríamos que ver si hay algún planeta retrógrado, pues ya sabemos que en este caso se produce un retardo en la conclusión de las cadenas causa- efecto propias del planeta.
Evidentemente que esto parece un poco complicado, pero no lo es tanto en la práctica. En los próximos capítulos tendremos la oportunidad de comprobarlo sobre el terreno.
En los siguientes ejemplos realizaremos algunos acercamientos prácticos al tema de “varios planetas presentes en la casa I, tanto en el mismo signo como repartidos en dos sectores zodiacales”.
Urano en el signo del Centauro está en caída. Significa cierta batalla de la tendencia a la libertad y la originalidad de Urano, frente a la búsqueda de ampliación e imagen social de Júpiter.
En general, genera un temperamento original, intuitivo y moderno (Urano), pero que quiere a la vez estar a bien con lo social y con la imagen pública (Centauro). La mente idealizadora (Urano) es abierta, liberal y optimista (Centauro). Los temas mentales de largo alcance, como la astronomía, la ciencia moderna, las nuevas técnicas, etc. suponen un foco de atracción importante.
En el lado desarmónico significa esta posición un esnobismo bastante marcado, a la vez que excentricidad (Urano) social (Júpiter). La moral y la ética (Centauro) son libertinas, con reacciones repentinas e irresponsables.
La Luna en el Centauro hará que algún tiempo después de esa fase de rebeldía y esnobismo sobrevenga un mayor interés por prolongar y mantener las relaciones afectivas familiares y emocionales en general. Esto es importante porque la posición de Urano en el Centauro es evidentemente fría y desapegada aunque, eso sí, muy platónica e idealista, tanto por la energía uraniana como por la centaurina.
Así, en esa segunda etapa en el desarrollo de las conductas se produce una mayor tendencia romántica afectiva, pues hasta entonces había mucho platonismo pero escasa capacidad de unión en el plano psíquico.
La combinación de estos dos planetas en la casa I supone una polaridad en principio interesante, pues tanto puede generar apertura mental importante (Urano en el Centauro) como una estructura psico-emocional (Luna) elevada y respetuosa (Centauro).
En el lado desarmónico, es evidente que la inclinación rebelde (Urano) y poco afín a preocupaciones y responsabilidades (Luna en el Centauro) está bien evidenciada.
En este caso nos encontramos con el signo ascendente en el Cangrejo.
Saturno está a 17º del Cangrejo y el Sol a 24º del mismo.
Tanto uno como el otro planeta se localizan en conjunción con el punto ascendente, por lo que toman más fuerza a la hora de definir las conductas y los comportamientos conscientes.
Saturno está en exilio en el signo del Cangrejo. Ya hemos dicho que un exilio siempre se ha de ver con prudencia, tanto para no exagerar como para ver sus posibles complicaciones si es que las puede dar. Por tanto, esto depende de los aspectos del planeta exiliado. En este caso consideramos la posición como si Saturno no poseyera aspectos, exceptuando la conjunción con el Sol, que evidentemente aumenta la vitalidad a la melancólica fuerza saturniana.
Saturno en el Cangrejo expresa inflexibilidad (Saturno) desde el punto de vista emocional (Cangrejo), aunque a la vez pueda existir preocupación y profundidad (Saturno) sentimental (Cangrejo).
No podemos olvidar el hecho de que la casa primera también se encuentra conectada con la constitución física, con lo que Saturno podría generar problemas a largo plazo en relación con el estómago y las digestiones, o con los órganos de la gestación si fuera mujer, cuyas funciones se pueden ver obstaculizadas o retardadas.
El Sol, que se encuentra en segundo lugar en relación con la cúspide de la casa, hace que posteriormente la vitalidad aumente, mejorando tanto lo físico como lo emocional. Así, en el dominio afectivo (Cangrejo) el Sol hará que poco a poco esta persona pierda bastante de su marcada dosis de pesimismo y retraimiento (Saturno) afectivo, para hacerse más solar y abierta.
Por supuesto que ya las pruebas y la madurez saturniana han quedado como experiencia, pero el Sol hace que la rigidez no sea excesiva y que la timidez se haga más fácil de superar, por el hecho de que el Sol es el representante de la individualidad y se encuentra en la casa primera. Debido a ello, se puede hablar de una individualidad afectiva marcada y que gana en energía.
El ascendente se localiza en el signo de los Gemelos, estando la Luna a 21º y Marte a 29º del mismo signo. El ascendente en los Gemelos marca unos comportamientos intelectuales, versátiles, nerviosos, despistados, dispersos y adaptables.
La Luna en los Gemelos incluye un factor de emotividad sensible (Luna) y a la vez cambiante (Gemelos). Los estados de ánimo (Luna) son variados y en ocasiones excesivamente alternantes en sus ciclos (Gemelos).
Existe sin duda una naturaleza dual por la base geminiana que va de lo intelectual e informativo (Gemelos) a lo romántico y artístico (Luna).
El problema de la combinación está en la superficialidad e inconstancia (Gemelos) emocional (Luna). La ventaja se encuentra en la adecuada comunicación (Gemelos) de los estados psíquicos, imaginativos y del alma (Luna) mediante los medios geminianos (lenguaje verbal hablado y escrito, habilidades manuales, etc.). Marte en los Gemelos hace que en un posterior período de desarrollo de los modos de comportamiento se genere menor duda y más firmeza en las decisiones (Marte). Así, las líneas de actuación serán poco a poco más definidas y firmes, todo ello dentro de la tónica propia de Marte en los Gemelos.
Esta se encuentra por supuesto caracterizada por la duda (Gemelos) antes de la acción (Marte), pero llegado un momento se actúa (Marte) con entusiasmo mental y posibilidades de llevar simultáneamente dos o más rutas de actividad (Gemelos).
Por tanto, estos dos planetas en la casa I suponen una primera fase lunar de los comportamientos mucho más inestable y romántica, mientras que el componente marciano es más definido y entusiasta.
El signo ascendente se encuentra en el Carnero, a la vez que Júpiter y Venus.
Salta a la vista que estamos frente a unos modos de conducta bien optimistas, juerguistas, sensuales, felices e impulsivamente sociables. Como siempre pasa, resulta más difícil interpretar un conjunto de factores que está más o menos en la misma línea o tónica de vibración en su conjunto.
En cambio, cuando los componentes de esa combinación astrológica destacan por su variedad y lejanía de atributos unos a los otros, evidentemente todo se ve un poco más complejo. Por supuesto que estamos en un caso de la primera vertiente.
Júpiter en el Carnero en cuanto a filosofía de la vida y moral (Júpiter) significa la moral del vencedor y de la fuerza más enérgica (Carnero). En lo que se refiere a expansión social (Júpiter), no cabe duda de que hay arrojo y empuje (Marte), como la posibilidad de que se decante esa sociabilidad (Júpiter) por la temeridad y la imposición (Carnero).
No cabe duda de que Júpiter en el Carnero, en caso de estar desarmónico, conectaría con una marcadísima autosuficiencia y soberbia.
En el lado equilibrado de la posición, parece que hay madera de liderazgo (Carnero) y organización (Júpiter).
La cosa no queda ahí pues Venus, símbolo del amor y la sensualidad, también se embarga de la potente energía ariana, con lo que el temperamento en la acción (Carnero) redunda en muy sensual, apasionado, optimista y afín al “trote social y de aventuras amorosas”.
No debemos de olvidar que Venus en el Carnero se encuentra en exilio, con lo que en principio hay una fuerza desarmónica, la cual no puede ser balanceada directamente por Júpiter debido a que este se encuentra a 11º de Venus, con lo que ya no hay conjunción.
De todas formas, lo que va a decantar en conjunto la posición de este ejemplo hacia un lado o el otro, es si esas energías fogosas arianas hacen su combustión debidamente o si, por el contrario, llegan a “quemar” tanto en lo moral (Júpiter) como en lo amoroso (Venus).
En este ejemplo observamos el ascendente a 19º de la Virgen, Mercurio a 25º de este mismo signo y el Sol a 9º de la Balanza.
Esta es la primera ejemplificación en la cual los dos planetas presentes en la casa I se localizan en dos signos distintos, los cuales por supuesto han de ser necesariamente contiguos.
El ascendente en la Virgen marca unos modos de comportamiento y de consecución de objetivos que se enclavan dentro de lo minucioso, eficaz, ordenado, certero, discriminativo y analítico. En sentido opuesto sería un síntoma de criticismo exacerbado, mezquindad de miras y envidias, aunque en este caso no cabe duda de que, al ser el signo solar la Balanza, algunos de estos aspectos quedarían mitigados. Por ejemplo, esto sucedería con la típica inclinación virguiana a proteger continuamente sus intereses. La energía solar individual en la Balanza da un mayor grado de idealismo, simpatía y sociabilidad a esta persona.
Pero, a la vez, la natural tendencia libriana a ver las cosas de color rosa, está moderada por la capacidad analítica de virgo.
Mercurio se localiza en domicilio en esta posición, con lo que en principio la calidad vibratoria de este planeta se acentúa hacia lo favorable. En cambio, el Sol está en caída en Libra, lo cual significa que la vitalidad personal no es demasiado grande.
Mercurio en la Virgen genera un temperamento intelectual vivo, práctico y comunicativo, sobre todo en las cuestiones cotidianas. Al mismo tiempo, sucede que las habilidades mentales concretas se especializan y tienden a lo minucioso y ordenado.
En el lado desarmónico, si lo hubiera, Mercurio en la Virgen indica envidia, oportunismo nervioso, escepticismo mental y frialdad.
Debido a la segunda posición planetaria en esta casa, que corresponde al Sol, sucede que en una segunda fase se va pasando de las labores típicas de la Virgen (apoyo, detalle, objetivos minuciosos, planificación extrema…) a los planteamientos más sociables, estéticos, alegres e idealizados de la Balanza. Es decir, esta persona comienza siendo trabajadora de los detalles y perseguidora de la eficacia, para progresivamente irse interesando por el balance, la medida y el buen gusto.
Ahora se trata de un horóscopo con el signo ascendente en el Toro, con Marte a 28º de este mismo signo y con Urano presente también en la casa I a 9º de los Gemelos. Marte en el Toro está en uno de sus dos signos de exilio, mientras que Urano se localiza en exaltación.
Marte en el Toro nos da a entender que las formas de decidir y actuar con energía externamente (Marte) son testarudas, concretas y pretendiendo siempre pisar bien sobre firme. Una vez que se marca un surco de actuación se hace más bien difícil cambiarlo, por lo que posee la ventaja del tesón pero el inconveniente de la poca maniobrabilidad y espontaneidad.
En una segunda fase en el tiempo de sus modos de comportamiento, sucede que esta persona se vuelve más intuitiva y es capaz de actuar no solo según lo físico y práctico (Marte en el Toro), sino que puede elevar su pensamiento (Gemelos) al rango de intuición (Urano). Es decir, le entrará una onda más idealista y abierta desde el punto de vista mental, lo cual lógicamente puede compensar algunas de las desventajas de la posición de Marte en el Toro.
Una posibilidad de interpretar este asunto del orden de los planetas respecto a la cúspide de la casa I, es en el sentido de que las fases de actuación que representa cada planeta no tienen por qué ser muy separadas en el tiempo. Ello, por supuesto, depende de los planetas de que se trate. Por ejemplo, en el caso que estamos estudiando, puede pasar que esta persona cuando se decide a hacer algo, actúe según los atributos de Marte en el Toro, para posteriormente hacerse con más reflejos y capacidad de coger las cosas al vuelo.
Inicialmente, ello no sucede así, pues Marte en el Toro es fundamentalmente unidireccional. Por tanto, en la arrancada es Marte el que manda, pero el efecto más duradero aunque más tardío será el de Urano, que es un planeta más lento. La fuerza de Urano es más tardía en la actuación porque es el segundo en relación con la cúspide de la casa, pero es de mayor prolongación en el tiempo debido al ciclo más grande de revolución que posee.
Pasamos a un tema natal en el cual aparece el ascendente a 11º de la Balanza y Neptuno a 15º del mismo signo, a la vez que Venus está a 1º del Escorpión.
Neptuno en la Balanza se localiza peregrino, mientras que Venus en el Escorpión está en uno de sus dos signos de exilio.
El ascendente en la Balanza nos presenta varias posibilidades, las cuales se pueden dar conjuntamente, o unas con más fuerza que las otras. Aquí se ha de entender que un signo zodiacal es algo tremendamente amplio, con lo que evidentemente no todo se puede cumplir a la vez. El que elijamos unas cualidades del signo u otras está subordinado a varias cosas: por ejemplo, al planeta que esté en ese signo, a la casa que caiga en ese signo, etc. En el caso en que nos encontramos depende también de la posición de Venus, que es el regente natal, pero que en este ejercicio no estamos analizando. Lo haremos más adelante.
Neptuno indica, al estar en la casa primera, que existe una tendencia al comportamiento neptuniano, pero al ser concretamente la Balanza el signo donde está Neptuno, debemos de especificar bastante más. Parece que lo más lógico es que, al ser la Balanza un signo regido por Venus y de carácter artístico, Neptuno aquí se exprese especialmente como inspiración artística. También esta persona se mostrará muy sensible, receptiva y elevada (Neptuno) en todo lo relacionado con el escenario libriano: relaciones humanas, experiencia de pareja, colaboración con otras personas, equilibrio en las relaciones sociales, etc.
En caso de que Neptuno estuviera desarmónico sucede que los engaños, los enredos, los devaneos, la hipersensibilidad y los rasgos de desajustes psíquicos harían su aparición en todos los asuntos librianos anteriormente mencionados.
Venus nos hablaría de una segunda fase no tan interiorizada ni hipersubjetiva. En ella, se daría lugar a comportamientos sensuales bastante remarcados, los cuales habría que controlar, con lo que la combinación se hace bastante variopinta.
De cualquier manera, no podemos olvidar que Venus posee su octava superior en Neptuno con lo que, evidentemente, aunque ambos planetas en muchas cosas son distantes, en otras tienen elementos similares. Por ejemplo, si Venus es la diversión, Neptuno es la evasión; si la fuerza venusina es el amor sensual, Neptuno es el amor más trascendente, etc. La combinación de ambas fuerzas no cabe duda que remarcará comportamientos y conductas muy basados en tales temas.
En este caso estudiamos un ejemplo en el cual hay tres planetas en la casa primera.
Como ya sabemos, la abundancia de planetas en el sector terrestre primero puede significar dos cosas: comportamientos ricos, variados y muy individuales, o conductas individualistas y demasiado complejas.
El ascendente en el signo del Escorpión habla de un tipo de conductas externas muy complejas, energéticas, creativas y a veces extremas. El contraste escorpioniano sobre todo reside en sus intensos estados afectivos debidos al elemento agua como, por otro lado, lo que se refiere a su garra y empuje en analogía con Marte y Plutón, sus regentes.
Marte se localiza en domicilio en el signo del Escorpión, con lo que ahí manifiesta ímpetu, arrojo y dinamismo, aunque por supuesto dentro de la tónica de un signo de agua: sagacidad, silencio, penetración y apasionamiento.
El defecto de Marte en el Escorpión está en sus posibles reacciones explosivas y un tanto hirientes.
Neptuno está también en el signo del Escorpión, con lo que se localiza en exaltación. Ahí Neptuno genera un interés por lo trascendente y profundo (Escorpión), lo cual sirve de elemento de inspiración (Neptuno) para la persona.
En el lado desarmónico de Neptuno en su signo de exaltación, sucedería que el nivel subconsciente de la psiquis (Neptuno) estaría un tanto revuelto y se generarían crisis (Escorpión) de carácter evasivo (Neptuno).
El tercer planeta de esta casa es la Luna en el Centauro, la cual daría una naturaleza psíquica (Luna) generosa y optimista (Centauro), con sentimientos (Luna) de alegría y filantropía (Centauro).
El lado desarmónico de la Luna en el Centauro indicaría sentimientos y reacciones afectivas (Luna) de burlonería, paternalismo artificial, pantalla o falsa fachada exterior, y otros elementos sagitarianos.
La síntesis de los tres planetas se puede desarrollar de la siguiente forma: este ser humano en su actuar es inicialmente potente, certero, sigiloso y con autocontrol (Marte en Escorpión), para posteriormente desarrollarse de una manera mucho más subjetiva e interiorizada, debido a la influencia de Neptuno en el Escorpión. Ello no quita que también posea cierta afinidad psíquica (Luna) con los ambientes y la vida social (Centauro). Como vemos, el hecho de contar con dos o más planetas en la casa I significa un patrón de conductas complejo y a la vez variado.
Veamos qué sucedería si estos tres planetas estuvieran desarmónicos: Marte en el Escorpión puede hacer a la persona agresiva (Marte) por venganza y acumulación de odio (Escorpión); Neptuno crearía enredos subjetivos en crisis internas que parecerían no tener fin (Escorpión), las cuales estarían muy ligadas a desbalances psíquicos (Neptuno) en relación con el factor sexual (Escorpión).
Por el momento dejamos esta secuencia de prácticas para más tarde, pues ya lo que nos va interesando es hacer en breve una amplia gama de ejemplos prácticos completos del “estudio global dinámico del yo”.
CONDUCTAS SUBCONSCIENTES
Hay que hacer un estudio de los dos siguientes factores:
PLANETAS PRESENTES EN LA CASA XII
Se hace un análisis similar al que hemos expuesto en los ejemplos respecto a los astros en la casa I, pero teniendo en cuenta que ya no hablamos de conductas previamente propuestas por la conciencia, sino de la manifestación de comportamientos de los niveles psíquicos profundos.
En sí la casa I y la XII conforman un binomio especialmente ligado, pues ambas casas se localizan a ambos lados del signo ascendente, con lo cual poseen una relación directa con las conductas del yo.
Cuando hablamos de conductas subconscientes y no inconscientes es por el hecho de que lo inconsciente en sí es algo tremendamente difícil de que acceda hacia la conciencia. En cambio, al hablar de subconsciente nos estamos refiriendo a estratos psíquicos profundos que se expresan con cierta facilidad hacia el exterior, aun cuando muchas veces la persona no se percate de ello.
Por todo lo anterior, la casa XII supone un esfuerzo de interiorización para ser equilibrada y para desarrollar su infinito potencial. A la vez, la casa XII precisa de un esfuerzo intenso para ser reconocida y registrada por la conciencia. Ello se debe a que Neptuno representa las sensaciones internas un tanto difusas y que se escapan al análisis racional. Recordemos que el sector astropsicológico doceavo se encuentra en analogía con el signo número 12, que es el de los Peces, así como con sus planetas regentes, los cuales son Neptuno y Júpiter. Neptuno simboliza esa idea de infinitud que hemos comentado, además de que es el astro de las percepciones internas sutiles y, por tanto, del trabajo hipersubjetivo.
Un detalle importante a tener en consideración es que LOS PLANETAS PRESENTES EN LA CASA XII, CUANTO MÁS CERCANOS A LA CÚSPIDE DE LA CASA DOCEAVA ESTÉN, MAYOR FUERZA POSEERÁN EN RELACIÓN CON LA PROPIA CASA XII; ES DECIR, CUANTO MÁS PRÓXIMOS A LA CÚSPIDE DE LA CASA, MÁS SUBCONSCIENTES PERMANECEN EN CUANTO A SUS ATRIBUTOS.
Como complemento, CUANDO UN PLANETA PRESENTE EN LA CASA XII ESTA YA EN CONJUNCIÓN CON EL PUNTO ASCENDENTE (A MENOS DE DIEZ GRADOS DE EL) SE VA HACIENDO PROGRESIVAMENTE MÁS CONSCIENTE EN CUANTO A SUS ATRIBUTOS, SEGÚN SE LOCALIZA MÁS CERCA DEL AC.
Dicho de otra forma, los planetas presentes en la casa doce, al estar en los últimos diez grados de ese sector terrestre, van perdiendo fuerza con respecto al nivel subconsciente de la casa XII y ganan energía en relación con las conductas conscientes, que son propias del punto ascendente en sí y de la propia casa I.
SIGNO ZODIACAL EN LA CÚSPIDE DE LA CASA XII
Ya hemos comentado la regla general de que cuando no hay planetas en una casa, en ningún momento esta se encuentra vacía, pues su cúspide se fija en algún grado de uno de los doce signos del zodíaco. Pero también se puede estudiar como un factor más al signo zodiacal sito en la cúspide de una casa aun cuando en esta existan planetas, como un medio de estudio complementario acerca de las “casas con planetas”.
Veamos algún que otro ejemplo:
CASA XII EN EL SIGNO DEL ESCORPIÓN
El nivel subconsciente es rico y a la vez complejo, habiendo de forma no voluntaria crisis internas renovadoras fuertes que cambian radicalmente el carácter.
En el aspecto inferior, el nivel subconsciente generaría acumulación de energía psíquica con manifestación explosiva en forma de rencores, morbosidad, reacciones pasionales enrevesadas, etc.
CASA XII EN EL SIGNO DEL CENTAURO
En el nivel o estrato subconsciente se halla una base de energía psíquica que impulsa, de manera natural y no propuesta previamente, a la generosidad, lo liberal, moral y social. En el lado desarmónico, existiría una tendencia subconsciente a la falsa fachada de la personalidad, el derroche, la banalidad social, etc.
CASA XII EN EL SIGNO DEL LEÓN
El nivel subconsciente impulsa a generar, crear y obrar según los valores de la verdad, la magnanimidad, la nobleza, lo grandioso, etc.
Los niveles psíquicos profundos inclinan a la soberbia, la arrogancia y la autosuficiencia en las conductas.